Siéntate en una postura cómoda. Cierra los ojos. Inhala profundamente. Conecta con tu respiración. En la inhalación elonga tu espalda. En la exhalación suelta la tensión de tu cuerpo. Con cada inhalación siente que alimentas una pequeña luz interior que crece con cada nuevo ciclo de respiración.
Céntrate en tu mente, qué pensamientos hay? Observa, acepta que están y deja que se marchen, sin aprehenderlos, libera la tensión de tu mente y comprueba qué nuevo pensamiento emerge. Repite la operación, deja que se marche.
Sigue respirando. Conecta ahora con tu cuerpo, las sensaciones físicas, tu postura,